Un día llegó uno de sus pajes y le dijo al Rey Baltasar:
-Jefe, este año no te acompaño en la Cabalgata.
-¡Pero, hombre, qué pasa! ¿No estás contento con servirme?
-Sí, sí, contentísimo. Pero hasta
ahora no había leído “la letra pequeña” de nuestro contrato: “Los que sirven a
alguno de los Reyes Magos no tienen derecho a recibir regalos de los Reyes
Magos”. ¡Menudo fastidio! Dimito… Y en cuanto llegue a casa, ¡te escribo!
El rey Baltasar se rascó la corona:
-¡Cómo se pone la gente para esto de los regalos!
Esto era un lobo que tenía
asustadísimo al rebaño del bueno de Terencio, el hijo de la señora Terenciana.
-¿Y cómo es que tiene tan asustadas a
tus ovejas? ¿Cuántas ha comido ya? –Le preguntó un día la señora Terenciana a
su hijo.
-No ha comido ninguna, madre. Solo es
que espera al rebaño escondido tras cualquier matorral y cuando pasamos
desprevenidos, da un gran salto gritando “¡¡¡Tras!!!”. Y todas se llevan un
susto de muerte. Incluso yo.
A la señora Terenciana no se le han
cerrado los ojos aún, de tanto como los abrió.
JUEVES 13-12-12
La peluquera y la princesa
Esto era un día una peluquería a la
que llegó una chica joven y guapa:
-¡Péiname rápido y bien, porque me van
a hacer una prueba en un Telediario!
-¿Es usted periodista?
-Así es.
En apenas cinco minutos, la peluquera
le hizo un peinado precioso. La periodista consiguió ser presentadora del
Telediario. Y algún tiempo después,
resulta que se casó con el príncipe del país. Y la joven peluquera, de la que
se había hecho clienta y amiga, pasó a ser conocida como LA PELUQUERA DE LA
PRINCESA
VIERNES 14-12-12 Triunfo
Esto era una niña de Jerez de la
Frontera, España, que dijo un día:
-¡Mamá, voy a triunfar!
-¿En qué, hija mía?
-¡En el mundo de la copla!
La madre dio un suspiro de
resignación.
-¡Ah, bueno! ¡En un mundo imaginario…!
Pues mientras estés en este, sigue estudiando o no vuelves a salir